Partido Socialista Unido de Venezuela
Primer Congreso Extraordinario
PROPUESTA DE BASES PROGRAMATICAS Y DOCTRINALES
Haiman El Troudi y Jesús Faría
Marzo, 2010.
Contenido:
CONTEXTO HISTÓRICO.. 3
LA SITUACIÓN INTERNACIONAL. 3
a) Imperialismo y globalización. 3
b) La crisis del capitalismo. 3
c) Tendencias en las relaciones internacionales. 4
d) Dependencia y lucha antiimperialista. 5
e) V Internacional. 5
ESTADO, PODER Y REVOLUCIÓN.. 6
a) La cuestión del poder en la revolución. 6
b) Lucha de clases y revolución. 7
c) La revolución y el Estado comunal. 8
LA ESTRUCTURA SOCIAL. 9
a) La formación económico-social venezolana y las clases sociales. 9
b) La misión histórica de la clase obrera. 11
c) El desarrollo humano integral (las reivindicaciones de las clases populares, y la distribución de los excedentes) 13
EL MODELO ECONÓMICO.. 14
a) Caracterización de la economía Venezolana en tiempos de transición al socialismo. 14
b) La cultura del trabajo liberador frente al rentismo, el paternalismo y el trabajo objetivado 15
c) La participación protagónica - productiva. 16
d) La transición al socialismo y el modo de producción bolivariano del siglo XXI 16
1. El modelo de propiedad y los sectores económicos. 17
2. El desarrollo de las fuerzas productivas. 18
3. Las relaciones socialistas de producción. 19
4. El mercado en el socialismo del siglo XXI 20
5. La planificación democrática de la economía. 21
6. La regulación de la ganancia. 21
7. La tributación progresiva. 22
8. La base económica comunal 22
9. La relación capital – trabajo. 23
10. El comercio, los intercambios equivalentes y el consumo. 24
e) El ecosocialismo como modelo de desarrollo. 25
f) La geopolítica y la económica para la integración del sur. 26
LAS BASES CULTURALES.. 27
a) La conciencia de clase y la perspectiva emancipatoria. 27
b) La hegemonía ideológica y la cultura política socialista. 28
c) Los valores del hombre y la mujer nuevos. 29
d) La relación social de convivencia en la nueva sociedad. 30
e) La subjetividad revolucionaria. 31
f) La moral, la ética y la estética bolivariana. 31
g) La sociedad socialista y la supervivencia de la vida en el planeta. 32
EL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN Y SUS TAREAS EN LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO 33
a) El partido y la revolución, el partido de la clase obrera y las masas trabajadoras. 33
b) El fundamento ideológico del PSUV. 34
c) El Programa, la línea política y la táctica del PSUV. 34
d) La estructura y los principios organizativos del PSUV. 35
e) La relación del PSUV con las masas populares. 35
f) El Partido y el Estado. 36
g) Concientización de la población: moral y luces basamento imprescindible para la construcción del socialismo 36
h) Movilización y animación del pueblo. 37
i) Construcción del poder popular. 38
j) Defensa de la soberanía nacional, de la revolución y del poder popular. 39
k) Lucha antiimperialista. 39
l) Lucha anticapitalista. 40
m) Construcción del socialismo. 41
n) Fomento de la disciplina revolucionaria. 42
o) Auspicio de métodos de análisis y de lucha basados en los criterios científicos de la Investigación, educación, acción, divulgación. 42
p) Formación de la militancia y de los servidores públicos. 43
q) Contraloría política de la gestión del gobierno revolucionario. 43
r) Fomento del autogobierno comunal y la autogestión de los trabajadores y las trabajadoras 44
s) Preservación del líder del proceso revolucionario y del partido. 44
t) Construcción de un liderazgo colectivo. 45
u) Consolidación de la democracia al interior del PSUV. 45
CONTEXTO HISTÓRICO
Se propone acoger los elementos socio-históricos desarrollados por los camaradas Alí Rodríguez Araque y Alberto Müler Rojas en el documento “ideas para el diálogo y el debate sobre el socialismo venezolano y el partido que lo impulsará”.
LA SITUACIÓN INTERNACIONAL
a) Imperialismo y globalización
El contexto internacional está determinado fundamentalmente por dos factores. Por una parte, tenemos que el imperialismo estadounidense despliega todo su poderío con el propósito de expandir y consolidar sus áreas de dominación, para lo cual se vale de su superioridad bélica, de su maquinaria cultural y comunicacional, y de su condición de principal potencia económica del mundo.
La política de dominación imperial se instrumenta mediante guerras de agresión, saqueo de las riquezas naturales del mundo, supeditación económica del planeta a los intereses del capital, dictadura mediática, ideológica y cultural, prácticas de presiones y chantajes directos o a través de instancias y organismos multilaterales como el G-8, FMI, OMC, BM, que fundamentan sus agendas sobre los intereses de la oligarquía financiera internacional, la cual se impone a nuestras naciones.
Por otra parte, la economía se globaliza como resultado natural del desarrollo de las fuerzas productivas, se estrecha la interdependencia entre las naciones, pero en condiciones de dominación imperialista esto significa la expansión de las compañías transnacionales apuntaladas por los Estados imperialistas y los organismos internacionales. Así es como las grandes corporaciones transnacionales se han adueñado del mundo, controlan las principales riquezas del planeta, explotan a los trabajadores del mundo y subordinan nuestras economías subdesarrolladas a sus dictados y necesidades.
b) La crisis del capitalismo
El sistema capitalista fundamenta su vitalidad en la maximización de la ganancia, en la acumulación de riqueza y poder. Impulsado por esa lógica, el capitalismo ha generado un portentoso desarrollo de las fuerzas productivas, pero paralelamente se ha producido una aterradora tendencia a la descomposición social. Las abismales diferencias sociales no solo son inevitables en el capitalismo, sino también necesarias.
Este sistema sólo puede desplegarse creando crisis, generando pobreza y desempleo, destruyendo los recursos que pudieran solucionar los problemas de la humanidad. Las crisis son parte indisoluble del capitalismo, pero ahora se agudizan a un máximo a la luz de la peor crisis de los últimos 80 años.
Los adelantos científico-técnicos son apropiados por una reducida élite, evidenciando un inmenso conflicto ético. El único criterio válido para el uso de los recursos económicos y naturales es la ganancia capitalista.
El parasitismo erosiona los cimientos del sistema. En su fase imperialista el capital revela su naturaleza especulativa, a la luz de la preponderancia de las operaciones financieras en la cotidianeidad del sistema. El capital financiero ejerce una hegemonía absoluta y, simultáneamente, se sumerge en una profunda crisis ideológica ante la ausencia de fórmulas para superar la recesión.
Una de las expresiones más dramáticas de la crisis se encuentra en ambiente. La voracidad de la competencia monopólica explota indiscriminadamente los recursos naturales. Ya no es solo el despliegue del capital, la explotación del trabajo humano, sino la satisfacción de la sed de recursos aún a expensas de la destrucción de la reproducción de la vida en el planeta.
c) Tendencias en las relaciones internacionales
La crisis global del capitalismo ha planteado reacomodos. Las economías emergentes (China, India, Brasil y Rusia) juegan un papel de creciente importancia, reduciéndole los espacios de dominación abierta al imperialismo. Esta tendencia se fortalece con la conformación de diversas regiones económicas, lo que aunado al debilitamiento de los tradicionales centros imperialistas, especialmente los EE.UU., apunta a la constitución de un mundo multipolar.
Asimismo, la revolución bolivariana y el movimiento revolucionario latinoamericano y caribeño ocupan un lugar destacado en el escenario mundial. Más aún, las fuerzas anticapitalistas a nivel mundial se han visto notablemente fortalecidas a partir de la profundización de la revolución continental, las alianzas estratégicas con importantes naciones el mundo (China, Brasil, Rusia, Irán, etc.), la integración latinoamericana en sus diversas expresiones, el impulso del ALBA, entre otros.
En contraposición al ALCA, que plantea consolidar las estructuras de imperialistas de dominación, en la ALBA nos ubicamos en el campo antiimperialista y ese es un sólido terreno para construir proyectos de integración, que tengan como propósito la complementariedad, la cooperación en diversos ámbitos, la reducción de asimetrías, la sensibilidad social de los proyectos, etc.
d) Dependencia y lucha antiimperialista
Las relaciones de dependencia comercial, productiva, financiera y tecnológica, establecidas especialmente con el propósito de explotar nuestros hidrocarburos, moldean una nación subordinada a los intereses y necesidades de los centros imperialistas, particularmente de los EE.UU. La dinámica económica nacional se subordina a las necesidades del capital imperialista, el cual nos ancla en su periferia atrasada.
Esta estructura de poder imperialista condiciona severamente el tránsito al socialismo y exige una estrategia que hemos definido como antiimperialista. Ello se manifiesta entre muchas otras cosas en los intentos de las fuerzas imperialistas y las transnacionales del petróleo por desestabilizar el acontecer sociopolítico y económico del país.
En ese sentido, la tarea de la revolución consiste en crear las condiciones para impulsar el desarrollo soberano de la sociedad, superando las estructuras de dominación imperialista y estableciendo los fundamentos para el socialismo.
Los acontecimientos ocurridos en la última década en el escenario internacional, especialmente en América Latina y el Caribe, demuestran que el eje de las fuerzas revolucionarias y del progreso social a nivel mundial se ha trasladado a la periferia del imperialismo. La tarea de estas fuerzas consiste en romper la articulación que nos ata al mecanismo de reproducción del capital imperialista y pasa necesariamente por la conformación de una estructura socioeconómica interna que responda a una lógica socialista. De lo contrario, se reproducen los viejos vínculos y se entra nuevamente al espacio de gravitación imperialista. El imperialismo jamás tolerará un orden social basado en la libertad, la justicia y el protagonismo de las masas trabajadoras.
e) V Internacional
En este contexto, surge la necesidad de articular a las fuerzas revolucionarias del planeta para luchar en contra del imperialismo. El llamado del presidente Chávez a la conformación de la V Internacional es la respuesta del movimiento revolucionario mundial a la expansión imperialista y a la crisis del capitalismo.
Siendo la oligarquía financiera una clase social internacional, que ha transnacionalizado su dominación, la clase obrera y los trabajadores en general deben constituirse igualmente en un movimiento mundial, que sea capaz de alcanzar su emancipación.
Por su parte, la crisis global del capital pone en la agenda política internacional la necesidad de cambios sistémicos. La lucha en contra del capital internacional debe ser desarrollada por las fuerzas anticapitalistas a nivel universal. Estas deben elaborar un programa de luchas que enfrente los efecto inmediatos de la crisis como el desempleo, el hambre, los gravísimos problemas ambientales, entre muchos otros, pero también diseñar una estrategia que nos guie a la transición al socialismo a escala mundial.
Es esa una necesidad histórica, pues el capitalismo dentro de su irracionalidad amenaza con destruir cualquier posibilidad de vida humana en el planeta y está comprobado que el capitalismo no dejará de existir a causa de una muerte natural. Tendrá que ser enterrada por la revolución de los pueblos.
En este esfuerzo organizativo de las fuerzas revolucionarias que luchan por el socialismo a nivel mundial se debe aprender de las enseñanzas positivas y negativas de las Internacionales del pasado. Asimismo, tenemos que estar conscientes de la elevadísima responsabilidad del PSUV en el éxito de este proyecto.
ESTADO, PODER Y REVOLUCIÓN
a) La cuestión del poder en la revolución
En el período de la transición al socialismo, la cuestión del poder asume un rol de primer orden. Se trata suprimir la estructura de poder de un régimen basado en la explotación a uno que la suprime de raíz, abolir el Estado burgués y sustituirlo por uno revolucionario.
El Estado burgués es una estructura para el ejercicio del poder político por parte de la clase dominante, un instrumento para la opresión de unos por otros. Su función fundamental consiste en garantizar la estabilidad del orden socioeconómico establecido. De tal forma que para aspirar al cambio social se requiere derrotar dicha estructura en medio de una exacerbada lucha de clases.
Las revoluciones sociales constituyen proceso de quiebre histórico, de resistencia ante agresiones, también externas, que persiguen restituir privilegios perdidos. Ante esto, la clase revolucionaria, a la luz de la aleccionadora experiencia histórica, está obligado a fundar un régimen de gobierno y una legalidad que permitan garantizar la conquista y consolidación del poder popular. Este sistema lo podemos definir como democracia popular y revolucionaria.
Se trata de la forma de gobierno más democrática hasta este momento de la historia. Por primera vez las masas trabajadoras conquistan el poder, develando la hipocresía del liberalismo burgués. El Estado ya no es sencillamente un instrumento de dominación de la mayoría por parte de una élite y se convierte en un medio para la transformación al servicio de las masas populares. Son nuevas estructuras de poder que expresan la hegemonía política de la mayoría.
Instituciones burguesas y factores externos conspiran permanentemente en contra de los objetivos históricos de la revolución, lo cual hace necesario la instauración de un sistema político de esta naturaleza. Este se extenderá desde el inicio de las transformaciones hasta la creación de condiciones estables para el despliegue de la sociedad socialista. Mientras tanto, sus rasgos dependerán de la virulencia e intensidad de los ataques en contra del nuevo proyecto de sociedad.
b) Lucha de clases y revolución
Solo a través de la lucha de clases podrá la clase obrera cumplir con su misión histórica. Ha sido esa lucha precisamente el motor que ha impulsado los cambios históricos de la humanidad.
Esta lucha se desarrolla, básicamente, en tres grandes campos. En primer lugar tenemos la lucha económica, a través de la cual los trabajadores pugnan por reivindicaciones materiales, es la más elemental de las luchas. Sin embargo, a partir de estas luchas la clase obrera entiende que en el capitalismo nada se puede conquistar sin el combate y que esta requiere de organización, firmeza y un sólido soporte político para consolidar las reivindicaciones.
En la transición, la lucha económica de los trabajadores adquiere una dimensión muy superior. Ya en el ejercicio del poder político, la lucha económica de los trabajadores está dirigida a la organización de la economía socialista, a asumir la dirección del proceso económico como propietarios socialistas de los medios de producción. El salto cualitativo que se demanda de la clase obrera en materia organizativa, política e ideológica es colosal.
En segundo lugar, dicha lucha se lleva a cabo en el campo político. Basándose en las diferentes formas de lucha: democrática, armada, clandestina, etc., la estrategia revolucionaria persigue una correlación de fuerzas que permita la conquista del poder político
En la fase de la transición, el objetivo radica en el avance en la construcción de un nuevo Estado. Su esencia es el poder popular, construido por las masas trabajadores desde las mismas bases de la sociedad. Para ello, la clase obrera debe organizarse en el seno de su partido de vanguardia. Sin este partido los trabajadores no tienen posibilidad de materializar su programa socialista.
Por último, pero no menos importante, tenemos la lucha ideológica. Aquí la organización política de los obreros desata una intensa batalla por la conquista de la conciencia de los trabajadores.
Los trabajadores, a pesar de ser explotados en el capitalismo, no asumen sus intereses históricos. Son permeados por la ideología del capital, impuesta por diversos mecanismos. El propósito fundamental de la lucha ideológica consiste precisamente en revertir esa situación. El rompimiento de la hegemonía ideológica burguesa se convierte en la tarea más compleja de la revolución.
Impulsar la ideología de la clase obrera es una tarea fundamental para la conquista del poder político. El pueblo trabajador debe entender que los valores y principios, expresados en los intereses de la clase obrera, le ofrecen a la sociedad la base para garantizar justicia e igualdad a una mayoría.
Un rasgo fundamental de la lucha de la clase obrera radica en su carácter internacionalista. Con el arribo del capitalismo a su fase imperialista, el capital se internacionaliza como nunca antes, reclamando de los trabajadores del mundo una plataforma de lucha internacional para derrotarlo. La lucha de clases es esencialmente una lucha de carácter internacional.
c) La revolución y el Estado comunal
El avance de una revolución tiene que generar una nueva institucionalidad que, por su carácter, contenido y forma, se corresponda plenamente con la esencia del período revolucionario que transitamos. Se debe evitar caer atrapado en la inercia de la reforma, como resultado de la trampa de la gobernabilidad de un régimen caduco.
Las vacilaciones reformistas tienen sus exponentes en el seno de las fuerzas revolucionarias. En algunos casos por convicción de que la revolución es inviable, en lugar de la cual se imponen los pequeños cambios superficiales sin alterar la esencia del sistema. En otros se impone el temor a la agudización de las contradicciones a raíz de la revolución.
No basta con ganar elecciones y revalidar mayorías en las contiendas electorales. Eso de nada nos servirá si no activamos los cambios que profundicen la revolución. Optimizar la gestión no solo para darle respuestas a los problemas del pueblo, sino para desarrollar el poder popular. El grado de complejidad de la revolución venezolana no admite una postergación indefinida a la solución de las contradicciones fundamentales.
Es preciso descartar la posibilidad de administrar la crisis en el marco del sistema burgués por temor a su exacerbación. La tarea de la transición se resume en la necesidad de superar la crisis a través del establecimiento de la hegemonía revolucionaria.
Esto implica desplegar al máximo la participación organizada y consciente del pueblo trabajador. Éste es el sujeto por excelencia de la historia y, especialmente de los cambios que apuntan al socialismo, es decir, a su emancipación. De hecho esa es la única garantía de que el desenlace de la revolución se traduzca en un sistema de igualdad plena y de justicia.
El socialismo y la democracia son procesos inseparables, lo cual se gesta desde el mismo proceso de transición. La democracia popular y participativa es el mecanismo a través del cual se desarrolla el sistema político en la transición y además, es el instrumento que el imprime vitalidad al sistema en construcción.
Aquí se teje una interesante y rica relación entre el partido, las masas y el líder del proceso. Son estos tras ingredientes de una sustancia que le dan direccionalidad política, claridad ideológica, fuerza popular y organización a la transformación.
La necesidad de abolir al Estado burgués nos conduce a la impostergable tarea de diseñar un Estado revolucionario y popular. En nuestro caso lo hemos definido como el Estado comunal. Este no sólo rompe con los esquemas político-territoriales del viejo Estado, que mantenía al pueblo alejado del poder, sino que le da un nuevo contenido social. Las decisiones y facultades del Estado recaen ahora en el pueblo. Este es sujeto activo de la de la administración de recursos, de la instrumentación de las políticas y tareas estatales y gubernamentales, es factor indispensable del control y la planificación de la sociedad.
La participación democrática es la esencia de las comunas, lo cual exige un elevadísimo grado de conciencia y organización popular, que solo lo puede ofrecer el partido de vanguardia de la revolución.
El estado comunal es el sistema de comunas organizadas, dotadas de un basamento productivo constituido por empresas de carácter socialista y articulado a los planes de producción social. Asimismo, las comunas deben estimular el desarrollo de los principios socialistas como la base fundamental de la convivencia humana, a lo cual contribuirán las mismas experiencias comunales.
LA ESTRUCTURA SOCIAL
a) La formación económico-social venezolana y las clases sociales
Las clases sociales en tanto grupos de la sociedad con intereses comunes derivan del lugar que ocupan en la producción como propietarios y no propietarios de factores de producción. Sobre esta base, unos grupos poseen privilegios y otros son explotados. Existen intereses distintos, de hecho, antagonismos sociales, determinados por el lugar que estos grupos sociales asumen en la producción social de la riqueza.
La venezolana colonial a partir de 1830 dividía a la sociedad en blancos criollos, pardos y mestizos, indios y negros, en clases. La Venezuela agropecuaria estableció a partir de 1870 una nueva estratificación social basada en terratenientes, grandes comerciantes, profesionales y funcionarios públicos de alto rango, artesanos, pequeños comerciantes y transportistas, empleados y dependientes de bajo rango, y campesinos.
Después, con la aparición del petróleo surge la burguesía industrial, y se consolida el desarrollo de la burguesía comercial y financiera. Desde entonces hasta nuestros días prevalece una clase de explotados y oprimidos, constituida actualmente por los obreros, trabajadores asalariados y campesinos. Otro sector social son las capas medias, conformada esencialmente, por pequeños empresarios y comerciantes, gerentes de empresas, imbuida en la racionalidad pequeño burguesa. Y, por último, tenemos a la clase alta, propietarios de los principales medios de producción en manos privadas, compuesta por medianos y grandes capitalistas y latifundistas, sectores vinculados a las compras del Estado, contratistas y constructores, operadores financieros, funcionarios públicos y políticos enriquecidos por manejos corruptos, entre otros.
Del desarrollo económico y los cambios en las relaciones de propiedad inherentes a la transición surge una composición clasista con características propias.
La clase obrera, en alianza con el resto de los trabajadores, tiende a alcanzar la hegemonía social. La conquista del poder político, su crecimiento numérico sobre la base de la industrialización socialista, su nuevo rol de propietario socialista de los medios de producción en las diversas modalidades, su desarrollo ideológico, entre otros, crean las condiciones para alcanzar la hegemonía.
Como contrapartida, se reproduce un declive de la dominación burguesa. Esta pierde peso económico y poder político. Aunque aún dominantes, las relaciones capitalistas de producción van perdiendo terreno progresivamente. Estas van siendo sometidas y supeditadas al funcionamiento de las nuevas condiciones sociales típicas del socialismo.
Esto trae como consecuencia la agudización de la lucha de clases. La exacerbación es creciente y el desenlace de ese proceso lo determinará la correlación de fuerzas nacionales y también internacionales.
El campesinado, por su parte, se beneficia con la democratización en la tenencia de la tierra como resultado de la revolución agraria. Esta es una clase social no muy numerosa, pero de importancia para los cambios en el campo, por lo que la clase obrera establece con ella una alianza estratégica basada en objetivos anticapitalistas.
La pequeña burguesía mantendrá sus ambivalencias. Un sector minoritario de ella estará al alcance de las alianzas con las masas trabajadoras en contra del capital foráneo y del capital monopolista, en general, en virtud de los impactos que sobre sus intereses tienen las estrategias del gran capital. Sin embargo, en la medida en que se perfile el contenido socialista de nuestro proceso, se deslindará de la estrategia revolucionaria por el temor que se genera sobre la propiedad capitalista.
Receptoras de la ofensiva ideológica de la burguesía financiera en contra del socialismo, asumirán mayoritariamente posiciones favorables al viejo sistema. Formada para sustentar al capitalismo, sus posiciones estarán dominadas por la inclaudicable pretensión de enrolar las filas de la burguesía, de ascender en su estatus social, de ubicarse en las posiciones de quienes los someten a la explotación, a pesar de que el proceso social los proletariza.
La pequeña burguesía busca acomodos dentro del aparato del Estado e impregna con su ideología buena parte de los sectores sociales en ascenso socioeconómico, sobre todo por la macada influencia liberal-clientelar de las estructuras de clases conformadas a lo largo de la historia nacional.
b) La misión histórica de la clase obrera
El sujeto social es aquel que logra asociar su experiencia real (vivencia concreta), su conciencia histórica (acumulado referencial) y su pensamiento crítico (conocimiento liberador) a su praxis emancipadora.
En ese sentido, la clase obrera es una clase social que experimenta agudos sufrimientos y desgracias en un sistema basado en la explotación del hombre por el hombre. No solo genera la riqueza y es excluida de su pleno disfrute, más aún es sometida socialmente.
La clase obrera es una clase que lucha en el marco del antagonismo histórico con la burguesía. Al disponer solo de su fuerza de trabajo para su subsistencia, se ve obligado a venderla a cambio de un salario, convirtiéndose en una mercancía. Para suprimir la esclavitud asalariada se exige la erradicación del sistema. En ello consiste parte de la misión histórica de la clase obrera.
La base material de la explotación capitalista son las relaciones de propiedad capitalistas, por lo que la liberación de los asalariados pasa supresión del capitalismo.
¿Qué clase social puede cumplir con esa tarea histórica? Sólo la clase obrera en alianza con los sectores progresistas de la sociedad, puede llevarla cabo porque es quien genera la ganancia capitalista y esta en capacidad de frenar ese proceso, porque es una clase social que se desarrolla con el despliegue del capitalismo, porque es la única clase social desprovista de cualquier propiedad sobre los medios de producción y de cualquier interés en poseerlos para explotar a otras clases. Es esta la clase con intereses capaces de fundamentar un orden social basado en la solidaridad, el humanismo y la justicia social.
Esto significa que el capitalismo permite el enriquecimiento de los capitalistas y, además, crea el sujeto social para su destrucción. La misión histórica de la clase obrera radica entonces en la abolición del capitalismo y en la dirección del proceso histórico de construcción de la sociedad socialista.
Para el desarrollo del socialismo es necesario el establecimiento de un espíritu nacional y de una conciencia de clase centrada en el cambio de la mentalidad y las relaciones de convivencia de los individuos.
El PSUV reconoce como principio programático el desarrollo de las estrictas de poder en manos de la de la clase obrera y los sectores populares como resultado del desplazamiento de la burguesía. Este objetivo estratégico se alcanza desde un Estado revolucionario, acompañado de una creciente educación universal, y el aseguramiento de las condiciones materiales para la satisfacción de las necesidades colectivas. Todo ello apunta a la eliminación de las clases sociales, como resultado de la supresión de las relaciones de explotación y el desarrollo progresivo de las fuerzas productivas, así como la transformación revolucionaria de la subjetividad de los individuos.
En este marco, se establece una amplia alianza de la clase obrera y los trabajadores en general con los movimientos sociales organizados (indígenas, afro descendientes, feministas, pacifistas, ecologistas, estudiantiles, de trabajadores, campesinos, artesanos, cultores, etc.),que se han alineado con los postulados de la revolución venezolana. El PSUV pugnará por la conformación del bloque histórico capaz de inclinar la balanza hacia le socialismo. Dirigida por los trabajadores, es necesario construir una amplia alianza antiimperialista y de orientación socialista de los trabajadores.
Se trata del pueblo trabajador, organizado, consciente y movilizado como sujeto histórico y como el principal actor de la lucha por el socialismo. Un pueblo partícipe de una nueva identidad que deriva en el fin de la explotación capitalista y en la emancipación de otras opresiones de raza, de género, de edad, geográficas, etc.
Una de las tareas del PSUV como instrumento político de la revolución socialista bolivariana tiene que ver con la reconciliación del mundo del trabajo con todas las demás subjetividades propias de su historia y sus rasgos como pueblo.
La democracia socialista participativa y protagónica reside en un nuevo sujeto social colectivo que emerge de las propias dinámicas históricas del ámbito donde se determina su especificidad: comunidades organizadas, trabajadores, campesinos, mujeres, ecologistas, teología de la liberación, estudiantes, etc.; no en una cúpula corrupta y burocratizada que se abroga el control político de la sociedad bajo modalidades de intermediación o representación.
Las masas trabajadoras requieren del Estado para conseguir la superación de la sujeción del capital y sus agentes, y para materializar la obra socialista. En consecuencia, se precisa el diseño de un plan de transición, y altas dosis de voluntad política para desanudar las madejas de intereses velados de quienes por desconocimiento o por conveniencia, preservan intactos los soportes formales del estatus quo.
c) El desarrollo humano integral (las reivindicaciones de las clases populares, y la distribución de los excedentes)
El programa del PSUV se inspira en la conquista de las principales reivindicaciones y aspiraciones movilizadoras de los sectores explotados en Venezuela. Por ello, defiende el esquema a través del cual se democratiza la distribución del ingreso, lo cual ha permitido en los primeros once años de revolución bolivariana reducir los niveles de la pobreza acumulada a lo largo de décadas y acentuada por las políticas neoliberales. Con la nueva política distributiva, será posible alcanzar el progreso hacia el logro del equilibrio social.
Por ello, el proyecto socialista del PSUV se centra en el acompañamiento de las clases populares a fin de resolver los problemas esenciales de la población. En ese sentido, durante el período de transición se debe formular una agenda reivindicativa común, donde se asegure la satisfacción de todas las necesidades materiales e inmateriales de todas y todos. Lo económico se subordina a lo social.
La política social integral garante de la calidad y reproducción de la vida, se sustenta mediante la provisión de bienes públicos fundamentales: salud, educación, seguridad ciudadana, asistencia social, deporte, recreación, cultura, ocupación laboral, posesión de medios básicos para la vida como vivienda y su equipamiento, disfrute de servicios básicos, garantía de movilidad ciudadana y el transporte público, deleite de espacios recreacionales, acceso oportuno a la alimentación de calidad, entre otros, basada en los principios de necesidad, universalidad, igualdad, calidad y gratuidad.
El desarrollo integral del ser humano supone dignidad; derecho al trabajo sin restricciones en tanto instrumento para la emancipación de la especie y como satisfactor de necesidades materiales básicas; ejercicio pleno del derecho al descanso, deleite del tiempo libre por medio de la recreación y la creatividad; despliegue de las potencialidades materiales, intelectuales, emocionales y espirituales.
Sin embargo, la dimensión del problema de la pobreza exigirá todavía años de desarrollo económico y transformación de las relaciones sociales bajo el signo socialista de la igualdad.
El proceso de liberación de los trabajadores y las trabajadoras no puede ser más que la función de la misma clase trabajadora. En consecuencia dicha labor no ha de ser delegada a la acción del Estado burgués, los gobiernos, o partidos. Será a partir d lea organización del pueblo trabajador y la constitución de sus instituciones que se consolidará el sistema basado en el bienestar y la igualdad
EL MODELO ECONÓMICO
a) Caracterización de la economía Venezolana en tiempos de transición al socialismo
La economía venezolana se caracteriza por una condición rentística basada en la dependencia de la producción petrolera. El Estado mantiene el control de la industria petrolera, la cual sirve de palanca para la actuación del resto de los actores económicos.
La burguesía evolucionó a la sombra del Estado petrolero y aún encuentra formas de apropiarse de la renta, bien sea a través de medios indirectos como la especulación, como a través de beneficios públicos (contratos, créditos, compras del Estado, etc.). Pero en la actualidad ve limitada su nivel de rapacidad producto de las políticas revolucionarias.
Ciertamente, la revolución ha venido cerrando la brecha entre ricos y pobres, distribuyendo la renta petrolera a los sectores excluidos del pasado a través de políticas públicas que han generado un elevado impacto positivo..
Gracias a la política de recuperación de los sectores estratégicos de la economía el tamaño del Estado frente a los privados ha crecido en los últimos años, ubicándose en torno al 30%. No obstante, la capacidad de control, regulación y de planificación por parte del Estado todavía no ha logrado concretarse. El aparato productivo público todavía es muy débil. Así mismo, existen serias limitaciones de producción, y poca participación de los trabajadores en los procesos de gestión.
Otro rasgo esencial de la economía es el subdesarrollo y la monopolización. Se trata aún de una economía con elevados niveles de importación, escasa capacidad de inversión, presencia de poderoso grupos económicos y atraso productivo y tecnológico. Este cuadro nos impide avanzar hacia una economía productiva y soberana.
Por su parte, todavía imperan patrones de consumo y la lógica mezquina del capitalista en la mayoría de la población. El trabajo productivo ha venido ganado terreno frente al trabajo objetivado, pero persisten relaciones sociales de producción centradas en la explotación y la enajenación del trabajo, así como en la división social del mismo.
Además de la mentalidad rentista, las expectativas asistencialistas de la población, inoculadas por la práctica cuarta republicana del clientelismo y el paternalismo, ponen freno a las iniciativas de fomento del trabajo liberador como base de asiento material del proyecto socialista.
La agricultura aún no logra los niveles de desarrollo mínimos para adelantar un modelo de independencia económica, pese a los impresionantes esfuerzos del gobierno revolucionario en materia de recuperación de tierras al latifundio, en gestión de créditos, en subsidios, en dotación de infraestructura agrícola como la vialidad, silos, y sistemas de riego. Todavía la revolución sigue siendo altamente vulnerable desde la perspectiva de la soberanía alimentaria.
El desempleo ha disminuido y al parecer roza los límites del desempleo friccional. Los índices de desarrollo humano, la pobreza, la cobertura de servicios, etc., mejoran ostensiblemente gracias a la política revolucionaria de centrar la economía en la atención de lo social.
b) La cultura del trabajo liberador frente al rentismo, el paternalismo y el trabajo objetivado
No todo lo puede hacer el Estado, el potencial creador de la gente se adormece en el facilismo de esperar a que sean los gobernantes quienes resuelvan los problemas de las comunidades y de la clase trabajadora.
El PSUV y la revolución bolivariana se enfrentan al individualismo mezquino, al facilismo parasitario, y al asistencialismo populista engendrado por el influjo del dinero y la irracionalidad mercantil del modelo capitalista latente aún en la cotidianidad la población.
El diseño de las políticas sociales con cargo al soporte económico, no son asumidas por los postulados programáticos del PSUV únicamente como ejercicio distribuidor de renta, sino como praxis social, proceso humano integral. Si bien los presupuestos públicos se encaminan a la mejora progresiva en la calidad de vida, también el trabajo particular y social de la ciudadanía coadyuva en la constitución de una nueva cultura productiva en la que se incluyan y armonicen propósitos políticos, éticos y económicos.
Es ilusorio aguardar la evolución moral de la sociedad en su conjunto, sin la disminución tajante de las economías dependientes del libre mercado y del peso del dinero en la estructura social.
El PSUV en ese sentido tiene el desafío de proponer y apoyar en el diseño de políticas públicas y organización social que permita el canalizar parte de la renta hacia la cancelación de la deuda social sin exacerbar el paternalismo, ni conculcar las vetas participativas del pueblo en revolución; emplear la otra parte de la renta para la industrialización nacional; y fomentar un modelo productivo alternativo basado en la cultura del trabajo.
c) La participación protagónica - productiva
A lo largo de la historia contemporánea, el conjunto de la sociedad ha sido históricamente marginada por la clásica dicotomía entre el Estado (burgués) y el Mercado. Los sectores sociales-comunales nunca han sido valorados como sujeto económico.
El PSUV debe constituirse en un instrumento de control de las dinámicas económicas tanto del Estado como del mercado, en beneficio de los intereses de las masas trabajadoras, pero al mismo tiempo debe ser capaz de animar y acompañar la organización de espacios de economía social-comunitaria en todos los ámbitos territoriales y sectores productivos.
Una comunidad organizada, consciente y movilizada es el motor propulsor de los derechos ciudadanos, condición sine qua non de la democracia. Sólo la organización de la base social empuja la transformación del Estado, y la supresión del clientelismo político y el paternalismo rentístico por un sistema de provisión y aseguramiento de derechos, basados en el trabajado no objetivado, liberador.. Ello debe orientarse en dos sentidos: la gestión de los medios de producción de propiedad social bajo administración estatal-proletaria, y en la autogestión de los emprendimientos basados en la propiedad comunal.
d) La transición al socialismo y el modo de producción bolivariano del siglo XXI
Para el PSUV, el proceso de construcción del socialismo bolivariano parte de la realidad misma, de tal manera que la transformación de la economía venezolana se hace cargada de historia, saberes y distintos modos de producción. El socialismo del Siglo XXI no debe ser el resultado de un modelo teórico que se aplique a la realidad, sino fruto de un conjunto de estrategias de transición hacia una nueva sociedad. En tal sentido, algunas condiciones del nuevo modelo productivo son: la más amplia participación popular; el pluralismo de las formas de propiedad (con supremacía de la propiedad social) y la organización del trabajo sin explotación basado en la gestión directa o cogestionada de los medios de producción la apropiación de una creciente porción del excedente por parte de la sociedad. .
La socialización de la gestión socialista durante la transición debe orientarse a la superación de la dependencia del trabajo al capital, rasgo inherente a la formación capitalista, lo mismo que la mercantilización de la vida social, la división social clasista del trabajo, la enajenación de los productores, etc. Para ello se deben impulsar procesos de participación consciente de los individuos y de la sociedad en la producción y distribución de los bienes y servicios.
Con base a la contextualización anterior, el PSUV asume un modelo económico para la transición al socialismo basado en los siguientes rasgos distintivos:
1. El modelo de propiedad y los sectores económicos
El régimen de propiedad asumida por el PSUV parte de una definición más detallada a la plasmada en la Constitución Venezolana vigente (enmendada en 2009), y se consustancia con el espíritu de la reforma constitucional planteado por el Comandante Presidente Chávez en 2007.
1. Propiedad Pública, la cual se subdivide en: a) propiedad social indirecta (estatal, estadal y municipal); b) propiedad social directa (comunal, ciudadana); y c) posesión de una propiedad pública por parte de (una comunidad, colectivo ciudadano organizado o individualidad), para su usufructo por un tiempo determinado.
2. Propiedad privada, conformada por: a) la propiedad individual de las personas (naturales o jurídicas); b) colectiva (cooperativa, ONG, fondos mutuales); y c) autogestionaria (propiedad pública cedida a los trabajadores)
3. Propiedad mixta, delimitada por: a) propiedad pública (en todas sus variantes) y propiedad privada nacional, b) propiedad pública (en todas sus variantes) y propiedad privada o pública extranjeras.
El PSUV en línea con el Proyecto Nacional “Simón Bolívar” viabiliza la activación del triángulo virtuoso centrado en la creación de riquezas a partir del trabajo para la satisfacción de las necesidades humanas. Tal Proyecto propende a proyectar una situación futura en la que se equilibre la participación de los tres actores fundamentales de la economía. En la actualidad la participación en la composición del PIB de cada sector es abiertamente desigual: Privados 65%, Público 31%, Economía Popular 4%. El sector privado aporta el 80% del empleo y subempleo.
La hegemonía de la propiedad sobre los medios de producción debe ser de carácter social, lo cual está determinado por el hecho de que los medios de producción de naturaleza estratégica deben estar bajo dominio de la sociedad.
2. El desarrollo de las fuerzas productivas
Fiel a la tradición marxista, el PSUV promueve el impulso material de las fuerzas productivas como fuerza motriz del ascenso histórico, en el sentido de la mejora del bienestar de la sociedad venezolana. Para garantizar la satisfacción de las crecientes necesidades de la población, es de gran importancia en el período de transición generar y acumular riqueza fundada en el trabajo, y con tales excedentes hacer una distribución justa y equitativa a favor del Desarrollo Humano Integral.
Durante la transición al socialismo, el desarrollo de las fuerzas productivas estará intoxicado por determinantes capitalistas anidadas al seno de la sociedad: relaciones de propiedad y de producción basadas en la explotación del trabajo ajeno. Por tanto, el advenimiento del socialismo sólo es posible si se alcanza un estadio en que las fuerzas productivas ya no pueden desarrollarse, en términos absolutos, bajo el capitalismo.
El modo de producción capitalista, una vez desarrolladas formidablemente las fuerzas productivas de la sociedad, se convierte en un obstáculo ingente para el progreso social. Se generan contradicciones objetivas entre el trabajo y el capital, entre la producción social y la apropiación privada, la proletarización creciente por causa de la extensión de las relaciones asalariadas, y en ese sentido, se da origen a condiciones objetivas, políticas y sociales, para la revolución socialista.
La transición al socialista se podrá realizar en la medida en que se impulse el desarrollo material y tecnológico de la sociedad. En ese orden de ideas, la estrategia de principal importancia es la industrialización de orientación socialista. Esto consiste en la necesidad de diversificar el aparato productivo a partir de las potencialidades productivas de la nación. Entre los objetivos perseguidos se encuentran: la sustitución de importaciones, el eslabonamiento de cadenas productivas y tecnológicas, la incorporación de valor a la materia prima nacional, la creación de miles de nuevas empresas dirigidas según los patrones de gestión y propiedad socialista, la promoción de exportaciones, la modernización del aparato productivo, la elevación de la productividad interna, etc.
3. Las relaciones socialistas de producción
Pero por sí solo, el desarrollo de las fuerzas productivas no determina de manera directa, mecánica y cuantitativa, la naturaleza y transformación de las relaciones de producción, centradas en la explotación, la enajenación del trabajo, la mercantilización del mundo y por ende del trabajo asalariado, la disgregación de la masa trabajadora de los medios de producción tanto como del trabajador individual de su sustento material, y la división social del trabajo.
Para el PSUV, la agenda para el establecimiento de nuevas relaciones socialistas de producción viene dada por:
I. supresión de la naturaleza mercantil extendida en todos los ámbitos de la configuración social;
II. control de los medios de producción vía posesión ó propiedad directa por parte de la clase trabajadora y de los nuevos sujetos sociales de la revolución;
III. gestión directa o cogestionada de la producción a manos de los propios trabajadores y trabajadoras, y revocabilidad de los mandatos de los equipos gerenciales;
IV. regulación de las funciones del dinero y donde sea posible sustitución de los valores de cambio por valores de uso;
V. planificación participativa de la producción en línea con las directrices del plan nacional, en pos de la satisfacción de necesidades sociales, y vinculación efectiva con la comunidad;
VI. presupuestos participativos fabriles para la toma de decisiones de inversión, fomento productivo, compensación salarial, proyectos sociales, etc.;
VII. rendición de cuentas, ejercicio de la contraloría social proletaria, y contabilidad abierta y auditable;
VIII. democratización del saber, y democratización participativa del trabajo concreto y el trabajo abstracto orientado a la formación y capacitación profesional permanente en múltiples habilidades, la rotación de funciones, el ascenso horizontal y vertical, entre otras modalidades de superación del trabajo manual y el intelectual;
IX. unidad en la diversidad entre las diversas corrientes de pensamiento;
X. auspicio de la cultura del debate como medida de comunicación transparente y convivencia laboral fraterna, y auspicio también del trabajo en equipo y el trabajo voluntario como referencia activa a la praxis transformadora;
XI. labor social cooperativa no competitiva en la distribución y consumo de la producción;
XII. freno a la burocratización laboral vía simplificación de trámites y delegación de funciones, y erradicación de la burocratismo sindical y el reivindicativismo como fin en sí mismo, y como mecanismo reproductor de la voracidad capitalista pequeñoburguesa.
XIII. Apropiación social en función del bienestar social del excedente generado
4. El mercado en el socialismo del siglo XXI
Para el PSUV, una economía con mercado, es distinta a una economía de mercado. En ese sentido, para los y las socialistas, la relación entre el plan y el mercado reconoce que el mercado tiene un papel fundamental en la distribución de recursos. Se trata en consecuencia, de delimitar la epistemología del “mercado en el socialismo del Siglo XXI”, no de incorporarse a las disquisiciones sobre el “socialismo de mercado”.
El mercado en el socialismo del siglo XXI combinada la dinámica de la economía pública con la economía autogestionaria, la economía de las empresas privadas de producción social, la economía de los emprendimientos populares-comunales, la economía del movimiento cooperativo, todas subsumidas en la complementariedad en arreglo al intercambio y asignación de recursos finitos destinados a la satisfacción de necesidades.
La cuestión del mercado para el Socialismo del Siglo XXI se apoya en nuevas reglas, nuevas instituciones, nuevos métodos de cálculo económico y de distribución social, visibilidad protagónica de nuevos sujetos productivos, nuevos patrones éticos, nuevas relaciones intersectoriales, etc.
De este modo, el plan fija pautas de control sobre el mercado, pero dicho plan se construye con participación popular, y simultáneamente el mercado es democratizado, vale decir, cada productor cooperante de los demás, encuentra nichos para su diversificación productiva en la medida en que transfiere experiencias y encadena ramas productivas, en la medida en que presta servicios y asume ejercicios de aprendizaje colectivo. Se trata de prácticas de experimentación participativas auto-referenciadas por el Estado, las comunidades y los propios emprendimientos privados adaptados al formato socialista.
Mientras tanto, la regulación indirecta exige el establecimiento de estructuras de costos y la fijación de márgenes de ganancia socialmente aceptados como base para la fijación flexible de precios máximos de venta y precios sugeridos; etc.
La edificación de ese tipo de mercado exige la democratización del poder adquisitivo de las mayorías populares, por lo tanto, la redistribución justa y proporcional de la renta y la riqueza nacional entre la ciudadanía.
5. La planificación democrática de la economía
Ante el dictamen capitalista de la desregulación y el “dejar hacer”, se contrapone la planificación socialista. Pero, en línea con el sentido protagónico del proyecto democrático de la revolución bolivariana, la planificación bolivariana no es asumida como “labor de expertos”, ni como imposición vertical.
La planificación centralizada del llamado “socialismo real” superó a la llamada planificación indicativa llevada a cabo en algunos países bajo el capitalismo, pero adoleció de un importante déficit participativo.
Nuestro formato de planificación no se erige sobre los viejos pilares del burocratismo. La planificación del Socialismo del Siglo XXI se centra en la orientación estratégica del Estado revolucionario y cree en la gente como actor participante del proceso.
Por ello, el PSUV asume la planificación como tarea de todos y todas, y por tanto sirve de bisagra entre el Estado y el resto de la población. Por una parte, direcciona las estrategias del desarrollo nacional, sin frustrar las iniciativas de los actores sociales, ni imponer autoritaria y arbitrariamente criterios de actuación. Por otro lado, apoya a los Consejos de trabajadores y trabajadoras, a las organizaciones comunales y a los movimientos sociales en el ejercicio del ciclo de vida del poder popular.
6. La regulación de la ganancia
¿Cuál ha de ser el nivel normal de ganancia requerido por los agentes económicos para garantizar su actividad productiva y sus inversiones? Desde la perspectiva socialista la respuesta viene dada por la posibilidad real de asegurar la reproducción de la vida humana, hecho entendido en la organización ciudadana tendente a suplir los requerimientos materiales, a través de la producción socialmente necesaria y el intercambio utilitario de bienes y servicios. Desde la lógica capitalista, la respuesta se ubica en el propio metabolismo del capital, esto es, desde la formas de la rentabilidad descomunal del valor de cambio.
El programa del PSUV como instrumento de lucha por el socialismo bolivariano plantea la supremacía del trabajo vivo sobre el trabajo objetivado, muerto; el aumento de la producción y la productividad para la satisfacción de necesidades de los excluidos, a precios justos, el mejoramiento de las condiciones laborales, y la reducción de la jornada de trabajo.
La regulación de los flujos de dinero en el mercado en la perspectiva socialista evoca la creación de relaciones de equidad social. La microeconomía distribuye los beneficios del trabajo, la macroeconomía redistribuye la renta bajo la tutela estatal. El planteamiento marxista de la “apetencia y la oferta” se figura en una tasa de ganancia determinada de acuerdo con los costos de producción tanto a la finalidad social de la mercancía. Para ello, en la fase de transición al socialismo, la revolución ha de fijar márgenes de ganancia diferenciados por utilidad social y tipo de producto.
7. La tributación progresiva
Para el PSUV otra medida redistributiva imprescindible en período de la transición revolucionaria radica en la formulación de una Política Tributaria Progresiva que permita incrementar los ingresos fiscales no petroleros, estableciendo impuestos que pechen la renta e impuestos sobre la riqueza con progresividad de las tasas, según el nivel de ingresos del contribuyente.
Un sistema tributario socialista ha de basarse en los impuestos directos, en el caso venezolano el ISLR. Del mismo modo, ha de plantearse la disminución gradual de la tributación indirecta que afecta a los sectores populares y especialmente a la población en situación de pobreza (El IVA, el IDB, etc.). El objetivo de largo plazo es impuesto indirecto cero o muy bajo, diferenciado por bien y servicio. Correlativamente, incrementar la tributación directa para gravar efectivamente al capital, la renta y al patrimonio, redundara positivamente en la meta de un sistema fundamentado en la equidad.
El programa del PSUV asume como requisito inaplazable en la transición socialista el combate a las prácticas monopolista y el gravamen de la rentabilidad de las inversiones especulativas, y los intereses de los títulos de valor. Del mismo modo, el establecimiento de un control efectivo y directo de las multinacionales que funcionan en el país (precios de transferencia, repatriación de dividendos, pago de intereses, y regalías).
8. La base económica comunal
El PSUV en el marco de sus objetivos sociales de erradicar la pobreza ha de darle poder a los pobres, y ello se traduce en el ámbito de la estructura material en mayor poder económico. La participación económica de la base popular es un proceso de empoderamiento de denso fluido. En el plano político y social los Consejos Comunales han sido la palanca de impulso del protagonismo popular. En la perspectiva económica, el gobierno bolivariano ha propiciado diversas modalidades de gestión de recursos a la propia comunidad, que van desde el presupuesto participativo, la gestión de obras civiles, prestación de servicios, hasta la constitución de entes financieros comunitarios.
En ese sentido, las Comunas, en aras de constituir espacios auto-referenciados por las propias comunidades (con su propio gobierno comunal, sistema de intercambio equivalente donde sea posible, autogestión y cogestión de determinados servicios públicos, circuito de producción comunitario de bienes y servicios, etc.), es una modalidad de protagonismo y corresponsabilidad ciudadana en plena fase de experimentación.
La concepción programática del PSUV en el marco de la transición al socialismo, colabora con el Gobierno Revolucionario en la continuación sostenida de la asignación económica a las comunidades, en un amplio sentido distributivo de la renta nacional, pero en la perspectiva de forjar la cultura del trabajo y las condiciones materiales para el emprendimiento productivo comunal.
De igual forma, el PSUV de cara a la economía popular-solidaria, y al lecho comunal, postula: el acompañamiento estatal no tutelado al protagonismo popular, la capacitación técnica y la cultura del trabajo, el fomento de la economía comunal, y el fomento a las capacidades de innovación tecnológica popular y la apropiación social del conocimiento, la transferencia de competencias y servicios a las comunidades, así como la transferencia en propiedad y/o en posesión a las comunidades organizadas diversos medios de producción y de servicio, la activación de intercambios equivalentes, el establecimiento de mercados y monedas locales, el financiamiento público orientado a la satisfacción de necesidades de las comunidades, la documentación y sistematización de las experiencias exitosas de base para la posterior emulación socialista, el diagnóstico comunal de necesidades, capacidades y potencialidades para el desarrollo, la elaboración de planes y presupuestos comunales e intercomunales de producción industrial, distribución y satisfacción de las necesidades, la ejecución de proyectos comunales de producción, distribución e intercambio, la Contraloría Comunal en el proceso de producción, el impulso de cambios de los patrones de consumo y en las conductas respecto a la cultura del consumismo capitalista, y la organización de redes de productores libres asociados en los ámbitos comunitarios y comunales.
9. La relación capital – trabajo
Dentro de la agenda programática del PSUV se enuncia la derrota de todo tipo de flexibilización laboral, la eliminación de la precarización del empleo, y el fomento de la protección del trabajador y la trabajadora.
Para el PSUV, en la transición al socialismo, el desarrollo económico de la sociedad no necesariamente goza de buena salud si el bienestar solamente se expresa en condiciones de pleno empleo. Claro está, el hecho constituye un importantísimo avance social, pero en tanto en cuanto las condiciones del trabajo sigan siendo objetivadas, y las relaciones sociales de producción mantengan su patrón sojuzgador, se mantendría inalterada la reproducción metabólica del capital.
En consecuencia, para el PSUV la derrota del desempleo, sinónimo del aumento de la masa trabajadora, sin acompañamiento de un cambio de conciencia y compromiso social, supone, aún cuando la clase vocee las consignas socialistas, declive del empuje transformador. Por ello el partido se comprometa a acompañar a la clase trabajadora en su proceso de formación de concia de clase.
La prosperidad social, no acompañada de conciencia de clase, puede revertir el escenario de la lucha revolucionaria, y demandar espacios en el marco del individualismo mezquino capitalista.
De manera enunciativa, el programa para la transición económica al socialismo que enarbola el PSUV en términos de superar la oprobiosa dominación del capital sobre el trabajo, levanta las banderas de: la reivindicación de las modalidades de cogestión y autogestión obrera de los medios de producción, socialización de la propiedad de los factores y medios de producción, organización de los consejos de trabajadores en la gestión productiva, democracia sindical, seguridad social universal, jornada laboral equilibrada con el ocio creador, salario social justo en el sentido de el aseguramiento a cada trabajador de un salario base más utilidad distribuida, supresión de la enajenación del trabajo (respecto al salario y la actividad productiva; respecto al producto elaborado o el servicio prestado; respecto a sus compañeros de trabajo; y respecto al propio potencial humano), defensa de las reivindicaciones laborales sin que ello se traduzca en voracidad capitalista, compromiso de la masa trabajadora con el incremento de la producción y la productividad a fin de satisfacer las necesidades sociales, compromiso ecológico y solidaridad internacionalista, combate al sectarismo y el dogmatismo, fomento del trabajo voluntario, establecimiento de garantías para que cada cual asegure un empleo de por vida, y establecimiento de relaciones socialistas de producción.
10. El comercio, los intercambios equivalentes y el consumo
El comercio mercantilizado es una fuente extendida de apropiación del excedente. Si se lograse superar la explotación del trabajo en la fase productiva y se permitiese que en el ámbito del mercado se imponga la especulación y la usura, predominaría la división social del trabajo entre comerciantes y productores. En este caso, la producción se torna mercantil, pierde su esencia social, tal como inicialmente fue concebida; el valor de uso degenera en valor de cambio; los bienes sociales se tornan mercancía base para la obtención de plusvalía. Vale decir, el carácter social del trabajo entra en contradicción con la usurpación privada de sus resultados.
Una tarea central del PSUV en el contexto de apoyar los procesos de fortalecimiento de un modelo económico socialista, está relacionado con la supervisión social-estatal del comercio al mayor y al menudeo, lo cual supone una tarea primordial en la agenda organizativa y de movilización de la militancia psuvista. El intercambio directo entre consumidores y productores contribuye en el combate contra los monopolios y oligopolios de la distribución y el comercio.
De esta manera, la orientación programática del PSUV apunta hacia la adopción de nuevos formatos de organización del intercambio y el comercio, basado en el mutuo beneficio, la satisfacción de las necesidades de la población, la complementariedad y el desplazamiento de la lógica capitalista en materia comercial.
En Venezuela, la especulación comercial, en tanto agente propagador de la inflación, se convierte en un mecanismo de apropiación indirecta de los excedentes del trabajo asalariado como de la renta nacional, de allí el compromiso de combatir decididamente las prácticas de usura, especulación y acaparamiento que distorsiona la dinámica de intercambio en la sociedad.
Así mismo, el PSUV impulsa el comercio socialista, orientado al consumo necesario con criterios de eficiencia y calidad, en franca oposición al consumismo irracional inducido por agencias de marketing.
Con el avance de la transición, la sociedad concretar redes de intercambio equivalente, en el que supriman los mecanismos de apropiación ajena de la plusvalía social. Es indispensable organizar la distribución y el intercambio sin que medien determinantes mercantiles, esto es, donde prevalezca el trabajo como canon socialmente ponderable.
e) El ecosocialismo como modelo de desarrollo
El modelo de desarrollo capitalista convencional, caracterizado por ser un voraz consumidor de energía fósil, amplificador de desperdicios e impactos ambientales negativos, riñe con las visiones de sostenibilidad del desarrollo con énfasis en el ser humano. Para el PSUV, la política económica bolivariana se contrasta a la teoría de la dependencia centro-periferia y a la lógica depredadora capitalista, y en ese sentido, pone el acento en la constitución de un modelo socioeconómico endógeno, productivo, humanista y autogestionario.
Por ello, la fundamentación programática del PSUV niega al desarrollismo entendido como un modelo orientado a la obtención desmedida de bienes materiales a través de la explotación del trabajo y la naturaleza, el consumo excesivo bajo estímulos del mercado; edificación de infraestructuras a imagen y semejanza de los patrones arquitectónicos del norte; favorecimiento a la penetración del capital extranjero y sus socios locales; producción industrial de bienes de consumo masivo determinados por los patrones reconsumo de las metrópolis; producción dependiente de la tecnología extranjera; “modernización” impuesta por la vía autoritaria sin vocación social ni ecológica.
El nuevo modelo de desarrollo enarbolado por el PSUV ha de garantizar una huella humana en la biosfera que no comprometa el futuro. Dicho modelo demanda una nueva estructura político territorial distinta a la existente, donde el centro de acción sea el área de influencia de las comunas, constituidas a partir del reconocimiento de un mapa societario local: potenciamiento de identidades culturales, económicas e históricas.
El compromiso ecológico del PSUV reconoce que la crisis medioambiental y la mengua social mundial están íntimamente interrelacionadas, ambas consecuencia directa del afán reincrementar la tasa de ganancia y la valorización del capital, aún en desmedro del la vida humana. El capitalismo global no puede solventar la crisis ecológica, por cuanto hacerlo requiere poner límites a la tasa de ganancia. Su idea de pretender fijar arreglos políticos a la crisis ecológica es por lo demás absurda: quien contamina paga; comprar permisos de contaminación…
A decir de la plataforma programática del PSUV, la solución estructural apunta en la dirección de la reorganización de la sociedad mundial: la realización humana sin mediaciones consumistas ni manipulaciones fetichistas de la mercancía en un nuevo modo de producción fundado en la satisfacción de necesidades reales de la población mundial, cuidando la naturaleza como imperativo para la continuidad de la especie humana.
f) La geopolítica y la económica para la integración del sur
Para el PSUV, la constitución del Socialismo de Siglo XXI se presenta como un proyecto internacional, pero bajo un detallado apego a las particularidades propias de cada Estado-nación. El germen de ello es la Alianza Bolivariana para América Latina y el Caribe “ALBA”.
El asiento económico constituye el pilar de la alternativa política supranacional de nuestras naciones. Para que el mensaje de la voluntad política sea continental y se concrete, es necesario dirigirlo, entre otros, a:
1. el empleo compartido de los recursos, trasvasando las limitaciones de los Estados nacionales, posibilitando la creación de una moneda regional basada en reservas probadas de recursos naturales (oro, petróleo, cobre, etc.),
2. la incorporación de programas y proyectos de desarrollo regional sobre la base de la planificación conjunta,
3. la implementación de zonas comunes de inversión, comercio de intercambio libre compensado, y políticas arancelarias de mutuo beneficio, del libre tránsito, migración y trabajo,
4. el intercambio entre los países, tanto por parte de los Estados como de los demás sectores económicos de cada país, y el desarrollo de cadenas productivas interregionales, aprovechando las ventajas comparativas de cada nación, con énfasis en bienes y servicios de mayor integración,
5. la constitución de una instancia de coordinación de los Bancos Centrales y la creación de un Sistema de Banca Pública Integrado, a cargo del financiamiento de proyectos de desarrollos nacionales,
6. el establecimiento de un orden agrícola regional a fin de asegurar la derrota del hambre y la soberanía alimentaria latinoamericana-caribeña; de la misma forma, la Creación de un Fondo Regional Especial de Crisis,
7. la cooperación binacional en cuanto al intercambio de experiencia exitosas, la capacitación del talento humano y la cooperación tecnológica,
8. la construcción de una matriz energética común, y una matriz ambiental compartida; el desarrollo de Infraestructuras para la integración con mínimo impacto sobre la biósfera,
9. la recuperación del control público sobre los recursos naturales de la región y sobre los grandes medios de producción, sistemas de seguridad y protección social, así como de los servicios básicos,
10. la introducción coordinada de gravámenes progresivos al ingreso del capital, y la adopción de un sistema regional de monitoreo del flujo de capitales, el establecimiento de controles de los márgenes de ganancia, y el apalancamiento de programas de financiamiento de la economía popular, y las Pymes,
11. la promoción coordinada de la condonación de las deudas del Sur, creación de una nueva arquitectura financiera, control de los movimientos de capitales, eliminación de los paraísos fiscales,
12. La creación de un Fondo destinado a la lucha contra el hambre, la pobreza y las emergencias naturales.
LAS BASES CULTURALES
a) La conciencia de clase y la perspectiva emancipatoria
La militancia del PSUV comprende la generalidad de intereses subyacentes entre los miembros de una clase determinada. Reconocen las diferencias abismales existentes entre ricos y pobres, oligarquías y proletariado, tanto en sus condiciones de vida como en los controles económicos, políticos e ideológicos que los unos les imponen a los otros. Saben distinguir las sutilezas, como las grotescas ferocidades con la que se dispone el mundo, en función de asegurar el mantenimiento de los “poderosos” tras su condición de propietarios de los medios de producción y sector privilegiado por el papel que desempeña en la organización social del trabajo.
El PSUV en tanto partido clasista reconoce el antagonismo de las clases sociales expresado en la pretensión de unos por apropiarse el trabajo del otro a causa del lugar privilegiado que ocupan en la estructura económica. La asimilación de tal oprobiosa disposición del mundo capitalista es la chispa que enciende la llama de la transformación revolucionaria.
El bastimento programático del PSUV se concentra en la educación de las masas respecto de la necesidad histórica de la humanidad y el medio ambiente por concretar la revolución socialista. El proceso de formación de la conciencia de clase se apoya en diversos talantes, desenlaces y ritmos: la determinación de los oprimidos por liberarse de la explotación; su experiencia en el marco de la estructura económica de la sociedad capitalista; su educación; su organización social de base (sindicatos, movimientos locales, partidos, etcétera); la lucha por la defensa o mejoras económicas y en las condiciones de vida y de trabajo; el desmontaje del Estado burgués, entre otras.
Pero no sólo requieren las masas conciencia de clase para resolverse a ser libres, también para asumir las riendas en la conducción de la sociedad nueva. La participación popular en los asuntos de gobierno hace que las personas involucradas en ella crezcan en conciencia política, por ello el PSUV fomenta con determinación el protagonismo social y la reivindicación del poder popular.
Las persona adquieren conciencia política cuando sus problemas individuales no son el centro de su vida, al asumir los problemas en un contexto más global; un individuo se realiza como sujeto de clase cuando traspasa los límites de su localidad, sector, partido, gremio, grupo de opinión, tendencia, y asume como suyos los intereses globales de la sociedad de la cual forman parte. La participación protagónica de los ciudadanos en todos los ámbitos posibles de lo público, representa uno de los más potables caminos para la elevación de su conciencia, en tanto ciudadano integrado al proyecto de dar viabilidad a la emancipación colectiva.
b) La hegemonía ideológica y la cultura política socialista
Explotadores y explotados son clases sociales antagónicas y su enfrentamiento se expresa a través de la ideología de la clase dominante que contribuye a mantener su supremacía sobre los explotados. Dicha imposición de ideas y anti-valores se logra con el apoyo de su poderío económico, siendo la escuela, los medios de comunicación, etcétera, las instituciones a través de las cuales éstas se difunden. Las ideas del capitalismo penetran en todas las actividades de la sociedad mediante la alienación y la imposición de fetiches.
El PSUV se compromete a ponerse siempre del lado de la clase trabajadora y de los explotados y excluidos. Como integrante del pueblo y junto al pueblo, organiza la resistencia por la erradicación de la explotación económica, la discriminación social y la dominación política e ideológica.
La clase trabajadora y los sujetos sociales militantes y simpatizantes de la razón programática del PSUV asumen la ideología socialista como praxis social, como filosofía de vida. La igualdad practicada no es un recurso retórico de los revolucionarios y las revolucionarias sino una acción palpitante, fundada en relaciones sociales de convivencia basadas en la solidaridad, la complementariedad, la libertad, la justicia, el pluralismo, la democracia directa, la cooperación, la unión, el bienestar colectivo, la paz, la utopía, el amor, y el desarrollo humano integral.
El PSUV asume la cultura política de la democracia participativa y protagónica como asiento material de acción transformadora. Democracia en todos los órdenes y espacios:
1. a lo interno del partido centrada en el centralismo democrático, la elección de los puestos de mando por la base, la cultura del debate, el respecto y la tolerancia a las posiciones disidentes, la socialización de la información y el saber, la eliminación de jerarquías privilegiadas y la división social del trabajo, la revocabilidad de mandatos y/o decisiones, el proceso plural de toma de decisiones, la rendición periódica de cuentas públicas claras, la rotación de cargos y funciones, responsabilidades y vocerías, la contraloría política y social, la educación permanente, y la delegación funcional que fija pautas y límites a las actuaciones.
2. en el resto de la sociedad basada en el autogobierno comunal, obrero, campesino, etc., con arreglo a los principios de plena vinculación del pueblo organizado en los asuntos públicos.
c) Los valores del hombre y la mujer nuevos
El militante del PSUV debe caracterizarse por poseer los siguientes rasgos distintivos del hombre y la mujer socialista:
1. Es ético y moral
2. Tiene conciencia de clase
3. No es individualista
4. No es egoísta
5. No es dogmático(a)
6. No es sectario(a)
7. No es racista
8. No es consumista
9. No es autoritario(a)
10. No es intolerante
11. No trata a los demás como mercancía
12. Promueve la unidad en la diversidad
13. Promueve el trabajo digno
14. Practica la igualdad entre los seres humanos
15. Es, ante todo, revolucionario(a)
16. Es justo(a)
17. Es solidario(a) y practica la reciprocidad
18. Es participativo(a)
19. Labra su cultura y está en perenne proceso de formación
20. Es dedicado(a)
21. Es organizado(a) y disciplinado(a)
22. Es responsable
23. Es humilde
24. Es desinteresado(a)
25. Es apasionado(a)
26. Comete errores y sabe rectificar
27. Es humanista
28. Fomenta el internacionalismo
29. Es crítico y autocrítico
30. No es adulador
31. Es honesto(a) e incorruptible
32. No es clientelista ni practica el grupalismo
33. No es burócrata ni legitimador del burocratismo
34. Es eficiente
35. Amante y defensor(a) de la libertad
36. Milita en las causas medioambientales
37. Es un ser sociable
38. Lucha contra la alienación en todas sus formas y manifestaciones
39. Administra el ocio en términos productivos y liberadores
40. Practica la libertad de creencias y cultos
41. Da a la sociedad lo que puede y espera recibir de ella lo que necesita
42. Lucha contra todas las formas de explotación y opresión
43. Liberador y liberado de la pobreza y la miseria
44. Combate la exclusión
45. Es creativo
46. Practica la igualdad de género
47. Es un intelectual orgánico
48. No se conforma con interpretar la realidad, la transforma
d) La relación social de convivencia en la nueva sociedad
El PSUV sabe que así como es imperativo moldear seres humanos reproductores de amor y proclives a la convivencia solidaria, para de esa manera incidir en la transformación de la sociedad; también es necesario transformar a la sociedad para forjar la nueva actitud ciudadana.
La nueva sociedad ha de fundarse a partir del nuevo hombre y la nueva mujer, es decir desde y con la gente. Una vida digna se construye fundamentalmente a instancias de la socialización. Las personas al nacer no son ni buenas ni malas, son masa virginal determinada a supervivir. Son las relaciones sociales las que establecen su actuación futura.
Transformar al ser humano significa volcarlo hacia el bien, visto desde la perspectiva de trascender la polémica judeocristiana en torno del bien y el mal, la bondad o maldad del individuo; se trata de un proceso de permanente educación hacia el salto cultural a la par de la instauración de procesos sociales de fluida y transparente articulación y cohesión.
e) La subjetividad revolucionaria
Para el PSUV, la perspectiva estratégica de reconstrucción de la memoria colectiva de la clase obrera y de su rearme ideológico, pasa por hacer de la historia y de las luchas pasadas, un marco para el aprendizaje, de la que se sacan enseñanzas y lecciones a través de las cuales se puede elevar la subjetividad del trabajo como conciencia de clase autónoma enfrentada al capital. La subjetividad forma parte del proceso de constitución de los trabajadores como clase, implicando tanto la conciencia de su situación actual como sus propuestas de emancipación.
La subjetividad revolucionaria sirve de asiento para la representación de la sociedad; si las clases populares asumen el tono combativo de la revolución, entonces el proceso se enriquece a instancia de la excitación del movimiento, si por el contrario, se sumerge en desesperanza, desencanto y frustración, la acción revolucionaria entra en reflujo.
Una de las tareas del PSUV tiene que ver con la reconciliación del mundo del trabajo con todas las demás subjetividades propias de su historia y sus rasgos como pueblo.
f) La moral, la ética y la estética bolivariana
Todo revolucionario militante del PSUV comprende los procesos de cambios sociales como la necesaria modificación de la conducta de las personas en al, y en grado sumo de sus dirigentes. Esta conducta humana está caracterizada por la pureza en la actuación, la rectitud sin desviaciones y el sentimiento de equidad y justicia social como metas de realización colectiva puestas en el más alto sitial de desempeño individual.
Ante todo, los y las militantes revolucionarios y revolucionarias practican la ética y la moral al acompañar sus actos con valores de generosidad, justicia, prudencia, decencia, humildad, tolerancia, veracidad, respeto, lealtad, sabiduría, urbanidad, misericordia, honestidad, amistad, paciencia, honradez, respeto, civismo, altruismo, cortesía, pureza, solidaridad, amabilidad, etcétera. En definitiva, toda sujeto de transformación es una persona capaz de discernir entre el bien y el mal, por tanto reconoce su responsabilidad social; Cada revolucionario(a) en los atributos íntimos de su conciencia sabe decidir libremente si realiza o no determinada acción, en perjuicio de los demás.
Los preceptos morales de la sociedad nueva, independientemente de las creencias religiosas, se concreta específicamente en el compromiso social por respetar la vida de los demás, no robar, no codiciar, no ostentar, no mentir, no desear el mal a los demás, honrar la palabra y los compromisos…
Es inmoral por tanto, ver pasar la injusticia sin vibrar y sensibilizarse, sin decidirse a emprender acciones en pos de cambiar el “orden” impuesto a la vida mercantilizada. Es inmoral no estar dispuestos a sacrificar nuestra posesión más preciada por socorrer a los otros.
El PSUV en tanto partido socialista promueve la reivindicación del valor de cada persona por su condición humana, para que a través de ello los seres humanos encuentren causes para la realización tanto individual como colectiva en libertad. En ese sentido, el PSUV concibe la política como el lugar habitual para la generación de consensos en pro del bien común. La espiritualidad subjetiva de cada cual la distingue como instancias para el crecimiento y la expresión sublime, sin imposiciones estéticas ni éticas. La riqueza la distinguen en términos de riqueza social, basada en la satisfacción de las necesidades básicas para la vida, tanto como en la concreción, la realización y desarrollo personal y colectivo, medida por pautas cualitativas.
De allí que el PSUV reivindica el hecho de que nadie es tratado en el socialismo como mercancía. Los socialistas componen lazos sociales que impiden que los seres humanos sean forzados a aceptar su degradación a la categoría de mercancía.
g) La sociedad socialista y la supervivencia de la vida en el planeta
Los y las socialistas militantes del PSUV asumen acciones encaminadas a la solución de los problemas medioambientales que aquejan al mundo.
Conscientes de las amenazas ecológicas, un sentimiento de urgencia invade las sensaciones de los y las militantes por cuanto valoran como ciertas las proyecciones científicas técnicas que alertan sobre la desaparición inminente de la vida en el planeta de continuarse la explotación abusiva de los recursos de la biosfera. Saben que la avaricia y la irracionalidad humana inoculada por la lógica capitalista son los causantes de dicha situación.
Los(as) revolucionarios(as) militan en las causas ecológicas tanto en sus discursos como en la práctica. El socialista militante del PSUV opta por simplificar su vida y vivir de un modo que fundamentalmente afirme los valores ecológicos y humanos. Ayuda en la organización de su entorno social para la acción medioambiental (brigadas ecológicas, de conservación, de saneamiento ambiental, de educación popular, de modificación de hábitos y conductas consumistas, etcétera).
También a través de la opinión pública se posibilitan tales cursos de defensa. Al ejercer presión para que se les de participación en el diseño de políticas públicas que resguarden el equilibrio ambiental; al demandar planes concretos de saneamiento y preservación; al exigir programas de educación ambiental institucionales y no institucionales, etcétera.
Los y las socialistas del PSUV se oponen a la apropiación de las riquezas del planeta por los grandes grupos monopólicos y financieros, a costa de preservar la miseria a más de dos tercios de la humanidad. El ecologismo capitalista es verde dólar, el socialista es verde naturaleza, verde esperanza.
EL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN Y SUS TAREAS EN LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO
a) El partido y la revolución, el partido de la clase obrera y las masas trabajadoras
Si partimos de que la revolución es una obra de las masas revolucionarias y para su accionar exitoso éstas requieren de un elevado grado de conciencia, claridad y organización, lo más lógico es dotarlas de una vanguardia que las guié y organice. No las sustituye, sino que las dirige y organiza, pues las masas no se organizan por sí mismas. Sin una organización de vanguardia, como lo demuestra la historia, el accionar de las masas se pierde en la espontaneidad.
Los principios programáticos del PSUV enuncian al partido como una organización capaz de organizar a las masas revolucionarias y orientarlas política e ideológicamente. La presencia de un destacamento consciente del bloque histórico antiimperialista de fuerzas sociales, bajo la dirección de la clase obrera, es una necesidad histórica.
Siendo los partidos políticos la expresión organizativa, ideológica y política de los intereses de las clases sociales, y constituyendo la nuestra una revolución antiimperialista de orientación socialista, el PSUV debe constituir un partido que exprese los intereses de la clase social que está históricamente interesada y capacitada para construir el socialismo. La única clase social en condición de ello es la clase obrera y demás sectores de trabajadores. Este es una partido clasista, irreconciliable con las concepciones policlasistas que han embaucado a los trabajadores y puesto al servicio del capital.
Bajo las actuales circunstancias, la solución de cada uno de los grandes problemas de esta revolución pasa por la creación de ese instrumento de la revolución. En ese sentido, no podemos ser indiferentes en relación, como lo dijimos, a su composición social, así como tampoco en relación a su programa, ideología, línea política y forma de organización. De estas características dependerá la verdadera capacidad de este nuevo partido de poder cumplir con su tarea histórica.
b) El fundamento ideológico del PSUV
El PSUV está fundamentado en una ideología revolucionaria. Se inspirará en el pensamiento bolivariano, destacando sus postulados antiimperialistas, su visión republicana y sus enunciados de justicia social, todo lo cual es enriquecido con el legado de Simón Rodríguez y Zamora, y los aportes de pensadores y luchadores venezolanos y latinoamericanos.
La base ideológica del PSUV es el marxismo (entendido como la doctrina creada por Carlos Marx y Federico Engels y enriquecida por sus discípulos: Lenin, Gramsci, Rosa Luxemburgo, entre otros), que a partir de una descarnada crítica al capitalismo, explica la necesidad histórica de abolir el régimen de explotación del hombre por el hombre a través de la lucha revolucionaria de los explotados y oprimidos, encabezados pro la clase obrera, con lo que se le abre paso al socialismo, la sociedad sin explotación y sin clases sociales antagónicas.
La elaboración y desarrollo de la ideología del PSUV es de fundamental importancia para garantizar la actuación realmente revolucionaria de la organización, pues a partir de ella se elaborarán los programas de acción, y se desprenderá la línea política, y, por ende, la orientación de toda la militancia las masas revolucionarias. Obviamente, una ideología revolucionaria no es garantía de una actuación de esa naturaleza, pero si se convierte en una premisa indispensable para ello.
En este sentido, la ideología del PSUV no se asume como instrumento dogmático, pero al mismo tiempo, se concibe como basamento totalmente impermeable a las corrientes reformistas y contrarrevolucionarias, a todas aquellas propuestas que tratan de justificar la existencia del capitalismo y/o a explicar la posibilidad de su reforma para el bienestar de la sociedad. La historia se ha encargado de demostrar que eso no es posible y que cualquier intento de disfrazar la esencia explotadora del capitalismo está destinado a embaucar a los trabajadores en las luchas revolucionarias por su liberación.
c) El Programa, la línea política y la táctica del PSUV
El programa es la propuesta estratégica del partido que establece las líneas estrategias que orientaran la creación de las bases del socialismo en Venezuela. Entre tanto, la línea de acción política, es decir, la táctica revolucionaria, responde plenamente al programa, a una estrategia realista y revolucionaria. Dicha línea fusiona la flexibilidad, necesaria para adecuarse a las circunstancias del momento, y la firmeza en los principios, que le garantiza al partido un indiscutible perfil revolucionario.
d) La estructura y los principios organizativos del PSUV
Junto la tarea del partido referida al aseguramiento de la democracia interna, el Partido deberá garantizar la unidad de mando y de acción sobre la base de la unidad política. Esto significa que una vez agotada la discusión, la decisión adoptada deberá ser asumida por la minoría con la misma determinación que lo hará la mayoría. Los organismos inferiores seguirán la línea diseñada por los organismos superiores (cuyos miembros son electos por las bases), una vez discutida y aprobada la línea política.
Esta es la síntesis de democracia con centralismo, la única fórmula de garantizar participación y unidad. Ello, obviamente, implica una elevada disciplina que, a su vez, obedecerá al grado de conciencia política del militante en cuestión. Esta premisa indica que militantes podrán ser quienes expresen su voluntad y, a su vez, dispongan de la madurez política para ello.
e) La relación del PSUV con las masas populares
El partido debe mantener un estrecho nexo con las masas populares. Sólo así podrá interpretarlas correctamente, tendrá el prestigio, la autoridad y la vinculación orgánica para dirigirlas. Un partido alejado de las masas pierde su carácter revolucionario.
Aquí surge una interrogante asociada a la estructura del partido. ¿Se trata de un partido de “masas” o de “cuadros”? Es evidente que una revolución con un elevado contenido popular no se puede desarrollar sin un partido de masas, de numerosos militantes con formación suficiente para desarrollarse como cuadros.
La conformación de un partido revolucionario de masas nutrido de cuadros sólidamente formados es una necesidad ineludible, además de ser un resultado natural de la lucha de clases, cuya intensidad aumenta con la profundización de la revolución. De tal manera que entre las tareas más importantes del partido se encuentra la formación masiva de cuadros del seno del pueblo. De la misma manera, la depuración de las fuerzas revolucionarias debe convertirse en una práctica cotidiana.
Asimismo, el PSUV tiene una tarea de vital importancia para nuestra revolución: lograr la unidad de la clase obrera, organizarla y crear una verdadera conciencia revolucionaria en su seno. Esto constituye una garantía para la profundización de la revolución, así como para el fortalecimiento del partido. Sin la unidad y el despertar político de la clase obrera, nuestra revolución se estancará.
f) El Partido y el Estado.
Otra de las tareas fundamentales de este partido es la construcción de un nuevo Estado y, en general, de una nueva institucionalidad. La toma del poder política es la tarea principal de cualquier revolución y los vehículos que emplean las clases sociales para ello son los partidos. Es por ello que el PSUV debe asumir un especial protagonismo en la abolición del Estado burgués y la construcción de uno que se encuentre en sintonía con los postulados de la revolución. Esta tarea es de tal trascendencia, que si no logramos erradicar los flagelos de la burocracia y el burocratismo, la revolución implosionará.
Ello implica que le partido no puede representar un freno para los cambios, lo que ocurre cuando el partido es construido desde el Estado y se le imponen los intereses de una estructura caduca. Esta situación obliga al partido a convertirse en un instrumento del reformismo, en un medio para gobernar al servicio de los intereses dominantes del viejo sistema.
El partido debe romper la lógica del Estado burgués, abolirlo y construir uno revolucionario. Para ello tiene que valerse de la vieja maquinaria estatal, pero no para preservarla. Para ello, el partido debe asumir la dirección de eses Estado.
g) Concientización de la población: moral y luces basamento imprescindible para la construcción del socialismo
Así como la educación deformante capitalista es un arma para la aceptación y estandarización del sometimiento, la educación socialista es instrumento para la liberación.
El papel de la educación es decisivo para provocar un cambio en la conciencia de las personas. El aprendizaje y la toma de conciencia si bien es un hecho inmanente a cada individuo, puede y debe también asumirse en colectivo, los y las militantes del PSUV, en ese sentido auspician la constitución y gestión de escuelas de formación política, círculos de estudio y debate, lecturas básicas dirigidas, video foros, conferencias, entre otras herramientas.
La educación socialista que la militancia del PSUV promueve se fundamenta en el desarrollo pleno de las capacidades intelectuales, espirituales, y físicas de las personas; en el realce de los sentimientos humanos y las preferencias éticas y estéticas; así como en el fortalecimiento de los principios ideológicos, la comprensión política y la moral socialista en doctrina personal y hábitos de conducta diaria; en síntesis se afinca en la formación de hombres y mujeres libres y cultos, capaces de participar activa y conscientemente en la construcción de un mundo inclusivo, justo y solidario.
Por ello, el partido es consciente de que la educación no se imparte exclusivamente en las instituciones creadas para tal fin: escuelas, universidades, liceos, etcétera. Por ello vincula la educación al mundo del trabajo, a los ámbitos comunitarios, y la autodidáctica. La educación es en definitiva una parte fundamental de la cultura. Así como la historia la escriben los vencedores, la educación la dicta la cultura dominante. En nuestro caso, el gobierno revolucionario de las mayorías debe brindar educación liberadora a la población.
Educación como pilar a través del cual trasmitir los principios socialistas. Pero la educación a la que alude el PSUV es creativa y no dogmática, está en constante búsqueda del enriquecimiento a partir del estudio de la realidad y de la lucha revolucionaria.
Superar los modelos de sociedad capitalista supone formar nuevos sujetos sociales, preñados de valores alternativos al capital. Vencer del mismo modo su globalización cultural totalizadora, instaurada por medio de los mensajes y meta mensajes de los medios de comunicación masiva.
h) Movilización y animación del pueblo
Tal como nos lo recuerda el Che “Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.”
Por tanto el PSUV entiende la revolución como un proceso ininterrumpido en pos de la realización de las especie humana. Por ello promueve la movilización permanente convertida en el axioma que anima la organización social y el avance político del proceso emancipador. Es común observar entre los venezolanos y venezolanas afines al proceso de cambio, una disposición casi inagotable a través de la cual se canalizan respuestas a las amenazas del imperialismo y se contrarrestan las embestidas de la oposición local. Este hecho es sin lugar a dudas sumamente enriquecedor en términos de la oxigenación permanente del torrente revolucionario; por cuanto, sólo los hombres al hacer se transforman, como enseñanza de Marx y posteriormente el Che.
Sin embargo, una cosa es asumir la revolución como un proceso en permanente movimiento y otra diferir recurrentemente los debates cardinales, distraer la atención sólo en la coyuntura, en la táctica electoral, en la reacción política, y relegar el alcance de la direccionalidad estratégica encaminado a la transformación estructural, soslayándose el balance, la crítica y la autocrítica.
Sólo a través de la organización, la movilización y la presión de la opinión pública será posible alcanzar los objetivos superiores del proyecto socialista. Por ello, queda claro que para el PSUV dentro de los desafíos por concebir una sociedad justa está en primer orden la organización popular visto en términos de proceso de movilización social que implique un salto de conciencia, camino de la homologación cultural en pos del consenso sobre lo bueno y lo malo, y la adopción de la igualdad, la libertad, la solidaridad y la justicia como valores inmanentes a las personas y a la sociedad.
La movilización activa es un arma política-disuasiva y a la vez ofensiva-reactiva muy poderosa al alcance de la inmensa masa psuvista: movilización nacional, por ejemplo, contra las agresiones extranjeras, movilización contra el acaparamiento, la especulación, a favor de causas ambientales, sociales, en solidaridad con otros pueblos, movilización para la agitación y la victoria electoral, etc.
i) Construcción del poder popular
El PSUV pone énfasis en el acompañamiento, no en el tutelaje, del protagonismo popular; dicho acompañamiento se asume en términos de favorecer la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones de inversión que le son inherentes. En ese sentido, contribuye con el gobierno revolucionario en el desarrollo de un amplio programa de transferencias de competencias locales a las comunidades organizadas con énfasis en gestión de servicios públicos. También, transferir en posesión y/o en propiedad a las comunidades organizadas diversos medios de producción y de servicio (ejemplo Estaciones de servicio, fábricas recuperadas del abandono, etc.), bajo la figura de la asociación mixta con el Estado.
El partido es un auspiciante activo de la gestación de Gobiernos Endógenos, basado en un estatuto del Estado Comunal. Asimismo, el PSUV es partidario de que el Estado en coordinación con los trabajadores debe asumir el control bajo formatos cogestionarios y autogestionarios de la producción. Igual circunstancia es aplicable a las empresas de propiedad social en general. El ideal es transferir en propiedad o posesión de los activos a los trabajadores y la comunidad, en determinados episodios, a particulares, siempre que medie un claro compromiso de producción para la satisfacción de necesidades sociales y la participación de los trabajadores en la gestión.
En tal sentido, el partido se pone a la orden en la tarea de reglamentación del artículo 184 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), a fin de hacer efectiva la transferencia de servicios estadales y municipales, a las comunidades, mediante la realización, por parte de las gobernaciones y alcaldías, de un inventario de las actividades susceptibles de descentralizar y transferir, así como un cronograma que establezca las actividades, las etapas y los plazos del proceso de transferencia.
j) Defensa de la soberanía nacional, de la revolución y del poder popular
El carácter patriótico del partido, su condición de instrumento político de masas, y la vinculación orgánica con las organizaciones del poder popular, incluyendo las FF.AA., favorecen la organización de la defensa del territorio, particularmente como consecuencia de una intromisión del imperio o de sus lacayos locales.
El PSUV adopta el formato de partido miliciano en las circunstancias más adversas, por ello se prepara permanentemente para la guerra popular de resistencia con formatos asimétricos. Las células del partido realizan labores de inteligencia social y política, todo militante sabe que la patria libre es la herencia más atesorada para las generaciones futuras.
Por ello, la tarea de consolidación, fortalecimiento y profundización de la revolución constituyen igual prioridad para la militancia del PSUV. De qué vale tener una patria si las clases populares no administran su propio destino. Por eso, para el PSUV patria es revolución, la revolución es socialismo, y el socialismo poder popular.
k) Lucha antiimperialista
Una tarea central del PSUV es la denuncia y la lucha contra el imperialismo en todas sus manifestaciones y proceda de donde proceda. Para el PSUV queda claro que oponerse al sometimiento imperial pasa por el fortalecimiento de la identidad nacional y por la determinación de los pueblos a ser libres. Se es colonia sólo cuando se quiere serlo, cuando se posee una mentalidad colonizada y regida por estereotipos impuestos y cuando la voluntad política de las clases dominantes y la sociedad en general así lo validan. En consecuencia, la capitulación ante el imperialismo es más una razón cultural que una acción militar, económica o política.
Pero las fuerzas revolucionarias del PSUV constituyen la fuerza motriz para la liberación nacional; para ello apela al fortalecimiento de la unidad nacional y participación activa de la población y la Fuerza Armada Bolivariana. Prepararse para defender la autodeterminación patria supone elevar el sentido de pertenencia cultural de la población y organizar la resistencia popular.
La lucha antiimperialista se concreta cuando se minimizan las posibilidades de las potencias imperiales de controlar el territorial nacional, cuando se desplaza a las clases oligarcas del poder político, cuando se erradica el control hegemónico-cultural que ejerce la ideología capitalista-colonial sobre las escalas de valores, las conductas, instituciones e identidades del pueblo, y cuando se ejerce la autonomía económica. Para tal propósito, el PSUV compromete toda su acción creativa y movilizadora, entendiendo que la lucha antiimperialista transcenderá en el tiempo, solo si está estrechamente vinculada con un desarrollo social de clara orientación socialista.
l) Lucha anticapitalista
El sistema de creencias del capitalismo se basa en una ideología: el liberalismo. El liberalismo sostiene que todos los hombres y mujeres tienen un conjunto de derechos naturales, los cuales están por encima de la soberanía de la sociedad, del pueblo en su conjunto. En este contexto, se espera que el Estado y la sociedad deban dejar hacer a los individuos sin injerencia alguna. A decir verdad, estos derechos individuales los ha moldeado la sociedad a lo largo de la historia, en todo caso, cuando el liberalismo se refiere a los derechos de los hombres y mujeres, está pensando en los derechos de los capitalistas dueños privados de la propiedad. El capitalismo enmascara los derechos de la clase burguesa en los supuestos derechos naturales de los seres humanos.
Del mismo modo el capitalismo vuelve mercancía todo aquello que se produce para ser vendido y obtener una ganancia: muebles, vestidos, comida, la salud, la educación, el cuerpo humano, la recreación, la información, la seguridad… Incluso las personas son mercancía para el capitalismo, y ello puede ocurrir sin que de hecho ello suponga esclavitud. La mercantilización de las personas significa la compra del tiempo de trabajo de un individuo a cambio de un salario.
A partir de esta hecho surge la noción de plusvalía. La plusvalía es el beneficio que obtiene el capitalista con la venta de las mercancías producidas por el trabajador. El origen de la plusvalía es la cualidad del trabajo de crear más valor del percibido en forma de salario. Una confusión en ese sentido podría llevar a pensar que la explotación se liquida con el aumento de salario, en lugar de la abolición de las relaciones de explotación.
El capitalismo otorga privilegios a una minoría que explota al resto de la sociedad al apropiarse de los medios de producción, el capitalismo fomenta la desunión y las guerras basadas en el egoísmo. Los seres humanos son condenados a ser individualista y a pensar tan sólo en función de los intereses particulares.
Se adiciona a la lista de atrocidades del capitalismo los antivalores que promueve:
Explotación del hombre por el hombre, la supervivencia del más apto, la cultura individualista y egoísta, el fomento del pragmatismo insensible a través del cual se procura validar el que “el fin justifica los medios”, exacerba el consumismo, estimula el culto al fetiche materialista y la corrupción, auspicia la noción de que todo se compra y se vende, el trabajo es visto como materia prima, las personas son sometidas a la resignación a ser oprimidas, se auspicia la intolerancia, la acumulación de riquezas se muestra como la única razón para la “felicidad”, se otorgan privilegios sólo para las clases altas, se establecen patrones sociales basados en el cuánto tienes, cuanto vales, se aviva la especie de que tan solo se vive para trabajar, y que se da únicamente para recibir algo a cambio, la competencia feroz es la vía de escape para ganar la lucha de unos contra otros.
El socialismo es la negación del capitalismo, por tanto una tarea medular del PSUV consiste en superar al capitalismo y demostrar que el modelo de sociedad socialista es a todas luces superior, en tanto única vía para la salvación de la humanidad y del planeta.
m) Construcción del socialismo
El socialismo es la correcta utilización de la inteligencia humana en aras del bien común, tal como nos lo decía el viejo Engels “El socialismo moderno es, en primer término, por su contenido, fruto del reflejo en la inteligencia, por un lado, de los antagonismos de clase que imperan en la moderna sociedad entre poseedores y desposeídos, capitalistas y obreros asalariados”. En consecuencia, la injusticia, los privilegios y la opresión serían desplazados por la verdad natural de la convivencia armónica, por la justicia perdurable, por la igualdad fundada en la naturaleza y por los derechos inalienables de la humanidad.
En tanto disposición social, el socialismo conjunta una red de principios y valores sobre los cuales los hombres y mujeres basan la convivencia. Los ideales fundamentales de dicha convivencia son suficientemente conocidos: igualdad, justicia, fraternidad y libertad.
La tarea del PSUV en la construcción del socialismo se inicia en la formación de una nueva ética asociada a la nueva cultura política fundamentada en valores socialistas contrapuestos a los dominantes en la lógica capitalista. Donde el capitalismo dice competencia, el socialismo postula cooperación; donde uno reclama al mercado, el otro a la planificación; donde algunos promueven el crecimiento per se, otros el desarrollo endógeno y sustentable; donde el capitalismo impone la lógica de la ganancia privada, el socialismo se orienta a la satisfacción de las necesidades humanas; donde el capitalismo aboga por la propiedad privada sobre los medios de producción, el socialismo la propiedad social; donde una auspicia el egoísmo el otro la fraternidad, y en ese sentido, el individualismo vs. bienestar colectivo, la inequidad social vs. la igualdad , la exclusión vs. Inclusión, riqueza privada vs. necesidades sociales satisfechas, explotación vs. trabajo liberador y digno , alienación vs. conciencia social, etc.
n) Fomento de la disciplina revolucionaria
El PSUV se establece una línea de conducta a través de la cual no admite dejar tareas inconclusas ni pendientes. En ese sentido, sabe cuáles son sus responsabilidades y las cumple adoptando patrones de disposición de su tiempo en términos eficientes. Optimiza procesos, simplifica el trabajo y aprovecha tiempo útil para invertirlo en otras actividades. Encuentra la información correcta en el momento correcto, de manera simple y rápida puesto que sabe dónde encontrarla, con lo cual clasifica prioridades y desempeña un trabajo productivo y eficaz. El PSUV por tanto tiene el deber de ser un partido metódico, acucioso, riguroso y diligente. Planea y prepara las reuniones, improvisa muy poco. Es capaz de manejar varias situaciones simultáneamente y se sabe controlar al trabajar bajo presión.
La militancia del PSUV tiene la responsabilidad de la auto-exigencia; es decir, la capacidad de exigirse un esfuerzo adicional para realizar el trabajo de la mejor manera posible.
La disciplina es más que un atributo una tarea del partido, en tanto condición indispensable para el éxito de la revolución. Sin disciplina cada cual actúa conforme sus conveniencias y pareceres, no se logra la acción coordinada de las fuerzas revolucionarias, impera la anarquía fragmentaria de la desorganización.
Por tanto, ser disciplinado personifica ser consciente del compromiso para con la organización y la causa revolucionaria; significa conducirse por la pauta delimitada por el proceso y la organización. La disciplina socialista no es subordinación ciega sino acción crítica y comprometida, compresión y asunción de responsabilidades.
o) Auspicio de métodos de análisis y de lucha basados en los criterios científicos de la Investigación, educación, acción, divulgación
La militancia del PSUV tiene la tarea de ser los hombres y las mujeres más preparados(as) e instruidos(as) de la sociedad mientras se alcanza el ideal de la elevación intelectual de todos y todas sin discriminación.
Fiel al método marxista, el PSUV emplea el análisis científico – histórico como base de apoya para la praxis liberadora. Contrario al pragmatismo y la desregulación capitalista, el PSUV apela a la planificación como instrumento para el modelaje y construcción de la sociedad de iguales.
Interpretar el mundo para cambiarlo, investigar participativamente, socializar la reflexión, creer en la inteligencia colectiva, empleo de la educación como instrumento para la liberación, desmitificar los secretos del mundo y divulgar transparentemente la información de forma plural, y dar a conocer sin omisiones los contenidos del programa societario de la revolución socialista, son entre otras, labores del partido de las clases populares venezolanas.
p) Formación de la militancia y de los servidores públicos
El partido tiene el deber supremo de formar en valores, principios, y conocimientos a su militancia, tanto como al plantel de servidores públicos destacados en las posiciones de gobierno, en todos los niveles y jerarquías.
La escuela de cuadros del partido debe convertirse en la institución que garantice el talante revolucionario y socialista de los aspirantes a militantes y de todo el funcionariado público. Ningún cuadro del partido puede incorporarse a las filas del mismo, ni al gobierno, si antes no aprueba un riguroso proceso de formación.
q) Contraloría política de la gestión del gobierno revolucionario
El PSUV debe apoyar al pueblo organizado a asumir la contraloría ciudadana como un mecanismo de control de la gestión pública y particularmente de medio de aseguramiento de la correcta gestión de los proyectos ejecutados en su localidad o comunidad, en el entendido de que la contraloría social es el conjunto de condiciones y mecanismos a través de los cuales, individuos o grupos, en su calidad ciudadana y en forma organizada e independiente, ejercen la corresponsabilidad, participando en la y planificación de políticas, vigilancia y control del funcionamiento de las instituciones, la ejecución de proyectos o la conducta de funcionarios públicos.
El PSUV debe asegurarse de que la contraloría social garantice el cumplimiento de los planes y presupuestos públicos y de las especificaciones de obras públicas, el uso eficiente de los recursos públicos, el respeto de la legalidad, el desempeño diligente y la conducta honesta de los funcionarios y empleados públicos, la amplia difusión de información para que los ciudadanos estén enterados sobre quiénes son los funcionarios y empleados públicos a su servicio, cómo se están desempeñando y cómo ocupan los recursos públicos de la comunidad, municipio o nación.
Del mismo modo, el PSUV debe preparar a su militancia en los oficios de la vigilancia estricta de la conducta y desempeño del funcionariado público revolucionario. Esta modalidad de contraloría política se amplía al diseño y ejecución de los planes y acciones de gobierno, por cuanto debe asegurarse que tal ejercicio esté en sintonía con los mandatos de la planificación centralizada y democrática, y de los objetivos de la gestión encaminada rumbo al socialismo.
r) Fomento del autogobierno comunal y la autogestión de los trabajadores y las trabajadoras
El PSUV reconoce lo comunal como es el espacio donde la realidad social está llamada a alcanzar su acción plena, abrir los cauces de la auténtica democracia participativa y protagónica. Por ello el partido de la revolución bolivariana está llamado a fomentar la liberación del torrente creativo y emprendedor del poder popular, auspiciando la relocalización de las fuentes de poder fáctico hacia los campos del protagonismo productivo. Ello supone alentar los poderes locales para romper los hilos hegemónicos del Estado tradicional burgués y multiplicar los espacios constituyentes del poder local. Se trata de profundizar el empuje hacia la formación de Autogobiernos Comunales, y redes sociales y productivas, entretejidas con las expresiones reivindicativas, movilizadoras, culturales y societales.
Así mismo, El PSUV, en tanto partido clasista, comprometido con la lucha proletaria tiene la tarea de animar las modalidades de autogestión y cogestión obrera genuinamente socialista de la transición venezolana; para ello ha de auspiciar cambios en el hecho productivo impregnado de rasgos dependientes de la valorización del capital. Los trabajadores auto-gestionan o cogestionan según sea el caso, la dinámica fabril de propiedad pública, privada o comunal, bajo el dictamen de la planificación centralizada y democrática. El control obrero puede llegar incluso a copar todos los compartimientos gerenciales, y ejerce el reparto de los excedentes entre los propietarios (pudiendo en parte ser ellos mismos y en general del conjunto de la sociedad), el entorno, y los trabajadores. Dicho reparto, administrado por fondos creados en función de asegurar seguridad social de todos sus trabajadores, y la responsabilidad social y ambiental.
s) Preservación del líder del proceso revolucionario y del partido
Bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez, la nación venezolana ha logrado enrumbarse por la senda de las transformaciones estructurales de la sociedad, en pos de alcanzar la plena reivindicación social, el ejerció de la soberanía y autodeterminación del país, la gradual y sostenida disminución de la brecha entre clases sociales antagónicas, el desplazamiento de los sectores oligárquicos y monopólicos de los espacios del poder político y económico, la progresiva eliminación de toda manifestación de explotación y exclusión, y la edificación de un mundo multipolar, levantando las banderas del antiimperialismo, el anticapitalismo y las del socialismo.
Por ello, el PSUV tiene la tarea de preservar el talante de su líder, y ello se expresa a través del compromiso declarado y practicado de toda su militancia por acompañar todas las acciones revolucionarias que convoque el líder. Asimismo, al asumir una conducta intachable, propia de los hombres nuevos y las mujeres nuevas que demanda la nueva sociedad socialista. Una conducta impropia de la militancia del partido contribuye al desgaste de su liderazgo, por ello la preservación del líder tiene como tarea central en el militante, el ser ejemplo vida intachable ante los ojos de la sociedad toda.
El acompañamiento del líder del proceso revolucionario supone el reconocimiento de dicho liderazgo sin cortapisa, y el derrumbe de los prejuicios pequeño burgueses de no admitir la conducción de liderazgo de quien se ha ganado esa condición producto de su talante revolucionario, su dedicación infatigable, su ejemplo de vida humana, solidaria y comprometida con la clase popular.
Para toda la militancia del PSUV, sin titubeos, el Comandante Hugo Chávez, presidente fundador del partido es el líder indiscutible del proceso de cambios.
t) Construcción de un liderazgo colectivo
Bajo el claro e indiscutible reconocimiento del liderazgo del Comandante Chávez, el PSUV debe ir forjando un cuerpo colegiado que acompañe y apoye al líder en la procura de las mejores decisiones, la ejecución eficiente de las tareas del partido, el seguimiento y control de los desempeños, la recolección de información oportuna, así como las demandas, propuestas, e iniciativas de las bases del partido y de la sociedad en su conjunto sobre temas diversos, la recomendación de políticas públicas y del mismo modo políticas partidistas, etc.
El liderazgo colectivo del proceso debe expresarse en todos niveles de la organización. Los hombres y las mujeres que asuman responsabilidades de liderazgo colectivo deben declarar su lealtad al líder del partido y deben trabajar incansablemente
El liderazgo colectivo del partido, dirigido por el propio Comandante Chávez tiene la tarea de formar cuadros de alto quilataje que a la postre, vallan asumiendo responsabilidades y puestos de liderazgo, con lo cual, se asegurará la dinámica del proceso de mantenimiento en el tiempo y crecimiento organizativo del partido de la revolución bolivariana.
u) Consolidación de la democracia al interior del PSUV
Las nuevas relaciones de organización y militancia socialistas del Siglo XXI se fundamentan en el principio de la democracia directa en todas las esferas partidarias.
El PSUV en ejercicio pleno de los postulados de la democracia participativa combina protagonismo con representatividad, sólo que la delegación se asume en términos funcionales, al fijárseles pautas y límites a los representantes.
En la búsqueda de equilibrio y reciprocidad entre representación y protagonismo popular, el partido tiene la tarea de institucionalizar los siguientes instrumentos:
Debe existir un reglamento de remoción de autoridades, de revocación del mandato y control político de las autoridades (el que actúe de espaldas a las mayorías se va)
Debe haber elección directa de autoridades (elección por la base de los cargos)
Debe existir un sistema de rotación de autoridades, responsables y vocerías (nadie se atornilla en las posiciones de poder)
Debe entenderse la delegación como funcional (se manda obedeciendo)
Debe existir un estatuto para la democracia del saber (la información es patrimonio del colectivo)
Debe funcionar la rendición de cuentas (no existen cajas negras, todo es transparente y auditable)
Debe haber debate permanente (se estimula la cultura del debate sin censuras ni temas tabúes; existe además tolerancia con las opiniones divergentes y el respeto de todas las ideas).
Claro está, estas consideraciones pueden ser aplicables en mayor o menor grado, en su totalidad o parcialmente, de acuerdo con contextos y especificidades de cada ámbito organizacional del partido.
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